lunes, 16 de enero de 2012

Sistema impulsor de un molino hidráulico de rodezno: saetin concentrador, rueda horizontal (rodezno) y árbol de transmisión.

Las aceñas eran molinos harineros de agua, que se hacían en el mismo cauce de un río, de modo que la fuerza de la corriente movía directamente una rueda hidráulica vertical de paletas (ruedas vitrubianas), que a través de un sistema de engranajes (catalina y linterna), y de embragues, transmitían el movimiento de giro del eje horizontal de la rueda al eje vertical de una piedra de moler.

Posteriormente, se idearon ingenios molineros de canal o "de caz", separados o a la vera de los ríos, para lo cual se construía una presa o azud para embalsar el agua y conseguir una diferencia de altura para lograr una mayor presión y volumen suficiente en los lugares donde las corrientes de los ríos eran pequeñas y/o caudal estacional, de modo que se conducía el agua desde el azud por un canal (que se llamaba caz), para hacer precipitar el agua al final, en caída libre, según tres modalidades hidrodinámicas:

  1. Sobre una rueda vertical de cangilones (rueda hidráulica gravitatoria), de modo que el agua operaba más por su peso (energía potencial) que por su velocidad (energía cinética), y unos engranajes, como los descritos antes, transmitían el movimiento a las muelas, produciendo la rotación de las mismas.

  1. Precipitando el agua a media altura sobre una rueda hidráulica de paletas rectas (rueda vitrubiana); en este caso, con una mayor componente de velocidad, semejante al de las aceñas, pero con una alimentación de agua a media altura o basal (cámaras hidráulicas).

  1. Haciendo pasar el flujo de agua, al final de la caída, por unos estrechos conductos reforzados llamados saetines o saetillos, que impulsaban y concentraban el chorro de agua a gran presión contra unas ruedas horizontales ("rodetes" o "rodeznos") de cucharas (los álabes), transmitiéndose en este caso un movimiento directamente por un eje vertical (el árbol) a un aparejo donde se colocaban, por lo general, un juego de piedras de moler (la inferior solera, que estaba fija, y la superior móvil volandera, que se regulaban a través de palancas, y se sustituían con grúas rústicas, llamadas "medialuna" o "cabrios" (de Cabrias, el estratega egipcio). Por lo general, había un rodezno por cada juego de piedras de moler (las muelas), pero de éstas podían haber hasta 2 pares, para lo cual se disponía de un sistema de embragues para permutar la funcionalidad de los 2 juegos de piedras (cualquiera, los dos, o ninguno). Después de pasar por el rodezno, el agua regresaba al cauce por un canal de retorno, o socaz (=caz bajo).

Este último tipo era el empleado para la molienda en la localidad de Molinicos, provincia de Albacete, en donde llegaron a estar en funcionamiento cinco molinos, y que dieron nombre a la villa.

Este modo de obtener energía mecánica se utilizaba también en otros usos, como los batanes (también mencionados en el Quijote) o en las serrerías, de las que se aprovechaba las corrientes de agua a través de aceñas. En América, aprovechando corrientes de aguas más importantes que las de la península, los españoles construyeron instalaciones muy importantes.

Un sistema semejante proporcionaba energía mecánica al Artificio de Juanelo, que construyó Juanelo Turriano, para subir el agua del río Tajo a la ciudad de Toledo.

Actualmente, muchos de estos azudes se emplean para producir energía eléctrica (energía minihidráulica), pero llevando el agua por un conducto cerrado desde el fondo del embalse hasta una turbina, con mucho mayor rendimiento que con una forma circular (rueda) de paletas.

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